Terapia ocupacional en la enfermedad de Huntington

La EH es una de las llamadas enfermedades raras o de baja prevalencia. En España unas 4.000 personas tienen la enfermedad y más de 15.000 afrontan el riesgo de haber heredado el gen de la EH porque tienen o tuvieron un familiar directo afectado (ACHE, 2011; IHA, 2012). Al no haber en Europa registros oficiales definitivos de la enfermedad, es difícil saber cómo está distribuida exactamente la población de afectados por la EH. Actualmente se está llevando a cabo una iniciativa global muy interesante, Enroll-HD, que incluye familias de Europa, América del Norte, Latinoamérica, Australia y algunas partes de Asia, que, con la información obtenida,  ayudará a acelerar el desarrollo de tratamientos para la EH, y a crear una base de datos con información sobre las personas que padecen la EH y un banco de muestras biológicas que permita a los científicos y a los clínicos entender mejor la progresión de la enfermedad.

Hay tres formas de la EH: la que se desarrolla entre los 30 y 50 años, en los años productivos de la persona; la que se inicia en la niñez y la adolescencia, que aparece antes de los 18 años (enfermedad de Huntington juvenil); y la senil, que aparece después de los 55 años. La más común es la primera forma, y determina la muerte entre 15 y 20 años después del comienzo de las manifestaciones neurológicas. Todavía no hay un tratamiento para la enfermedad. Se considera que el “silenciamiento del gen” (también conocido como el “silenciamiento de la huntingtina”) es el enfoque con más posibilidades de llegar a un tratamiento eficaz para la EH, reduciendo la producción de la proteína huntingtina dañada.
Actualmente, las intervenciones se centran en aliviar los síntomas más que en detener el avance o curar la enfermedad. Se pueden utilizar: a) técnicas de control y gestión del comportamiento para mejorar los trastornos comportamentales; b) rehabilitación neurocognitiva para mejorar memoria, atención y procesos ejecutivos; c) Fisioterapia para mejorar la corea, rigidez, ataxia y problemas de deglución; d) Logopedia para mejorar los trastornos del habla y lenguaje; e) Terapia Ocupacional para mejorar las habilidades de la vida diaria; f) técnicas de nutrición para prevenir la anorexia; g) ayuda en todas las actividades cotidianas básicas e instrumentales, y las contenidas en otras áreas (de cuidadores y profesionales); y h) tecnologías de ayuda para hacer los entornos más confortables (Fernández y Grau, 2013). Lo que implica un tratamiento multidisciplinar de la enfermedad (Fernández, Grau, Hernández y Fernández, 2014). (1)

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