Historia de la Enfermedad de Huntington

Paracelso: distintas formas de baile

El término “corea” ha sido confuso desde su introducción por Paracelso (1493-1541), en el siglo XVI, hasta nuestros días. Como es sabido, Teofrasto Bombasto von Hohenhan, definió varias formas de “danza” o choreus (de donde derivan palabras como coro, coreógrafo y coreografía): chorea naturalis (refiriéndose quizás a las enfermedades de Sydenham y de Huntington), chorea imaginativa (puede que haciendo referencia a la agitación psicomotora o incluso a los tics) y chorea lasciva (evocando quizás los movimientos pélvicos rítmicos de algunas crisis psicógenas).

Brueghel, el mal de San Vito y la histeria epidémica

Thomas Sydenham, en su Schedula monitoria de novae febris ingressu (Normas de vigilancia de las fiebres que aparecen de nuevo), publicada en 1686,no la relacionó con la fiebre reumática, optando por denominarla “chorea Sancti Viti”. Pretendía evocar con ello,por un lado, el término choreus de Paracelso y, por otro, el famoso grabado de Pieter Brueghel. Es esclarecedor observar con atención la expresiva obra de Brueghel, tantas veces citada, suponiendo que representaba una sorprendente congregación de enfermos huntingtonianos en el día de San Vito (Fig. 1-1).


Olla podrida

William Osler fue un médico internista que mostró especial interés en el sistema nervioso (escribió 200 artículos sobre temas neurológicos). En su monografía “On chorea and choreiform affections” (Fig. 1-2), usó el término cervantino de “olla podrida”para significar que el término “corea” se aplicaba a cualquier trastorno del movimiento. En su monografía original, identifica correctamente los coreas de Sydenham y de Huntington, además de las formas “secundarias”. Intentó visitar personalmente a las familias originales de George Huntington, cosa que su médico de familia entonces le desaconsejó “por la enorme sensibilización de los enfermos al respecto”

.

Van Gehuchten, pionero de las sesiones de vídeo

El caso de van Gehuchten, pionero de la Neurología belga y fervoroso defensor de la teoría neuronal de Cajal, es un buen ejemplo del confuso concepto de “corea” hasta bien entrados en el siglo XX. En el libro de Neurología publicado por su hijo en 1920, años después de su fallecimiento, documenta con fotografías un curioso trastorno del movimiento ocurrido casi simultáneamente en once chicas residentes en un orfanato. De acuerdo con su experiencia en otros casos, van Gehuchten clasifica los “coreas histéricos” según su fenomenología; existirían así coreas salutatorios, coreas natatorios y coreas martilleantes. Contemplando las ilustraciones de su libro no es fácil imaginar cómo serían exactamente los movimientos anormales del “corea salutatorio”, la forma observada en sus casos. La singular circunstancia de haber filmado a dos de las muchachas más representativas y que la película sobreviviera milagrosamente alas bombas incendiarias de la Primera Guerra Mundial, demuestra que lo que van Gehuchten interpretó como“corea” correspondía fenomenológicamente a un trastorno del movimiento bien diferente. 

La saga de los Huntington

George Huntington, de una típica familia americana de clase media, ejerció, como su padre George H. Lee (n. 1850) y su abuelo Abel (n.1777), como médico rural en East Hampton. George se casó con Mary Elisabeth Hackard, tuvo seis hijos y murió asmático después de una vida dedicada a sus enfermos, a la caza ya la pesca, y también fue aficionado al dibujo (Fig. 1-3). No puede decirse que fuera la vida de un científico.Tampoco es que su trabajo fuera publicado en una revista de impacto.Ocupaba apenas cuatro páginas ya pareció en 1872, en el Medical and Surgical Reporter, una oscura revista profesional de Ohio. En el borrador del manuscrito,conservado en nuestros días, se observan acotaciones al margen escritas de mano de su abuelo Abel. Tampoco al joven George se le olvidó nunca su primer encuentro con dos mujeres–madre e hija– con la enfermedad.Acompañaba a su padre a caballo en la visita médica cotidiana, cuando aquellas mujeres fueron acercándose.Impresionado por sus incesantes contorsiones, preguntó a su padre. Recibió una respuesta escueta: that disorder (ese trastorno), el término con el que se conocía en el pueblo la innombrable enfermedad.

Un viaje UK-USA agitado 

¿De dónde procedían las familias asentadas en East Hampton? La corea de Huntington sería una “enfermedad made in USA”, pero gestada en Inglaterra. Corría el año 1630 y el puritano alcalde de Bures Saint Mary, Herbert Pelhman, un pequeño pueblo en la frontera entre Suffolk y Essex, junto con tres hombres más, embarcan en el James Winthrop Fleet rumbo a los Estados Unidos. El viaje hasta Salem, Massachusetts, duró tres meses y debió ser agitado. “Incestos, jolgorios, peleas,acusaciones de brujería” escandalizan al ex alcalde y obligan a encarcelar, llegados a tierra, a varios de los peculiares viajeros. En la pequeña población de Bures St. Mary es bien conocida Mary Haste por su proclividad a ofrecer favores sexuales y su conducta disoluta (a lady of easy virtue). Queda embarazada de un tal Welles y sus hijos, Nicholas, Jeffrey y “Wilkie”, emigran a Estados Unidos. Mary Haste tiene otros tres hijos, todos ellos varones, de otra relación. Se apodan Mulefoot (algo así como “los patamula”), los disolutos pasajeros del James Winthrop Fleet, los que se asentarían en Long Island, en la demarcación a la que la saga de los Huntington ofrecerían durante generaciones sus cuidados médicos. Otra interesante cuestión: ¿por qué una publicación tan modesta alcanzó tal difusión? Aparecer en lengua inglesa tuvo influencia, pero no lo explica todo. El artículo de Huntington tuvo la fortuna de ser referenciado en alemán por Kussmaul y por Nothnagel, lo que facilitó grandemente su difusión entre los lectores europeos, en una época de gran interés sobre la eugenesia. Pero fue sin duda el gran William Osler, a la sazón profesor de Medicina en la Universidad McGill de Montreal, el elemento clave en interesarse por el significado de la publicación de Huntington. Estuvo especialmente interesado enlos coreas y, como hemos visto, intentó incluso examinar personalmente a las familias originales de East Hampton.

Un prolífico español en el Lago Maracaibo

En el siglo XVIII llegaban hasta los confines del Lago Maracaibo, en el estado de Zulia, en Venezuela, barcos procedentes de Hamburgo en busca de “dividivi”, un apreciado colorante de origen vegetal. La conducta del marinero Antonio Justo Doria dejaba mucho que desear. Simplemente se optó por abandonarle en tierra. En Lagunetas y en San Francisco tampoco es difícil sobrevivir; se duerme en hamacas al aire libre y abundan la fruta y el pescado. Los hechos posteriores vinieron a demostrar dos cosas: que Antonio Justo Doria era portador delgen de la enfermedad de Huntington y que, además, él y sus descendientes demostraron ser enormemente prolíficos. En efecto, su unión con la mulata Petronila González produjo una abundante prole. Hay constancia de una tal María Concepción que vivió en Lagunetas hacia 1800 y que ya sufría la enfermedad.En todo caso, se originó así el foco geográfico de enfermedad de Huntington más extenso jamás conocido, un pedigrí que hacia 1991 ya superaba los7.000 miembros, con unos 100 individuos afectos y vivos; además, todos los pacientes procedían de una misma mutación y no habían recibido medicación alguna, de modo que podía estudiarse la evolución natural de la enfermedad. Podía observarse incluso la situación insólita de descendientes de un padre y una madre, afectos ambos de la enfermedad.

Negrette, descubridor del foco venezolano 

El doctor Américo Negrette (Fig. 1-4) era profesor de Neurología en la Universidad de Zulia cuando tuvo noticias del foco del lago Maracaibo. Ayudado por dos alumnos (Felipe Argüello y Gerardo Fernández) viajó hasta los poblados de Lagunetas y San Francisco, en una zona remota a orillas del lago, detallando la historia clínica de más de treinta pacientes vivos (68 de una misma familia, según su libro, quizás no todos vivos). Sus investigaciones fueron costeadas totalmente a sus expensas. El gobierno venezolano interpretó el foco como un ejemplo de “manía danzadora”, una forma de histeria en masa, desentendiéndose del asunto. Comoen Long Island, también los pacientes (conocidos popularmente como “los sanviteros”) denominaban “el mal” a la enfermedad. En 1963, publicó una pequeña monografía de la que existe un ejemplar en la Biblioteca Marañón del Hospital General de Madrid. El libro está dedicado A todo aquel que sufrela tiniebla coreica hereditaria. Con toda probabilidad, fue donado en mano por el propio autor durante su estancia en Madrid. Negrette había nacido en La Cañada, localidad empobrecida en la que su padre era gobernador civil, decidiendo trasladarse a Caracas en busca de mejores oportunidades. Era un hombre de profundas convicciones religiosas, que, según las anécdotas recogidas por sus biógrafos, aplicaba en su práctica clínica. Primero ejerció como médico general en el remoto estado de Zulia y entró finalmente en la Universidad ocupando la cátedra de semiología del sistema nervioso. Es muy probable que ocurriera tras su estancia en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, donde completó sus estudios en Neurología con Elipe y Casado. No es difícil adivinar que ya tuviera “in mente” investigar más en profundidad el enorme tesoro que había descubierto. Cuenta el doctor Elipe una anécdota interesante sobre la estancia de Negrette en la Fundación. Don Carlos solía pasar visita rodeado de una pléyade de fervorosos admiradores, tanto que incluso tomaban “ad literem” notas de sus preciados comentarios. El modesto Negrette se obstinaba, día tras día, concluida la concurrida visita, en mostrarle el contenido de una maleta que portaba. “Usted perdone, Negrette, hoy tampoco tengo tiempo”. No lo tuvo nunca. El Dr. Jiménez Díaz desestimó el tesoro que guardaba aquella maleta.


La importancia del foco venezolano 

El inmenso valor científico del foco de Maracaibo, afortunadamente, no pasó inadvertido para otros. Avila-Girón, también venezolano, lo dio a conocer en el primer volumen de la serie Advances in Neurology. A partir de 1981, Ira Shoulson, Anne Young y John Penny organizaron viajes anuales para observar la historia natural de la enfermedad y fue en esta población sobre la que Gusella y todo este grupo diseñaron sondas de ADN, una de las cuales (G8, un fragmento de 17 kilobases), clonó con éxito la mutación IT15 en el cromosoma 4. La Dra. Ramos, de Pamplona, miembro de estas expediciones, nos relató cómo en una ocasión naufragó el barco en el que viajaban, salvando milagrosamente sus vidas tras permanecer varias horas en el agua. 

Historia de enfermedad de Huntington en España 

El primer artículo en España en el que se hace referencia a la enfermedad de Huntington data de 1910 y fue publicado por Miguel Gayarre y Espinal (1866-1936). Es dudoso, sin embargo, que el paciente de 36 años que describe el mismo Gayarre expresó sus dudas sobre el diagnóstico sufriera en realidad la enfermedad de Huntington. Niega que hubiera antecedentes familiares, asegura que el comienzo fue agudo tras un leve traumatismo cráneoencefálico ocurrido dos años atrás y, en opinión del autor, sus facultades mentales parecían intactas. 

Estudio clínico patológico de la variante de Westphal 

Debemos a José Sanchís Banús (1893-1932) el primer estudio formal sobre la enfermedad de Huntington publicado en nuestro país, en 1923 (Fig. 1-5). Se trataba de un paciente natural de Berlanga del Duero, provincia de Soria, a donde Domingo Manrique, colaborador de Sanchís Banús, viaja expresamente para evaluar a toda la familia. Detectan allí tres familias aparentemente no relacionadas, contabilizando un total de 20 casos.El paciente fallece durante su ingreso a causa de una neumonía y su cerebro es minuciosamente estudiado por Don Pío Del Río Hortega empleando lastécnicas de tinción de la escuela española de neurohistología. Señala claramente la existencia de cambios degenerativos limitados a las capas moleculary de las pequeñas células piramidales del lóbulo frontal, participación corticalnegada durante años, aunque aceptada en la actualidad. Quizás sea la primera observación en la que se describen cambios de la oligodendroglía enesta enfermedad, elemento de la glía que, como es sabido, descubrió el propio Del Río Hortega. Hállase –dice Don Pío– hinchada, tumefacta, con aspecto globuloso en la proximidad de las neuronas afectadas, junto a lascuales parece ejercer el fenómeno impropiamente llamado neuronofagia. Un aspecto clínico peculiar del paciente, que no escapa a Sanchís Banús,es la asociación de rigidez, en vez de la esperada hipotonía. En el examen postmortem, Del Río Hortega señala claramente que los cambios degenerativosdel núcleo lenticular afectan por igual al estriado y al globo pálido, lo que explicaría el desarrollo de rigidez en etapas avanzadas de la enfermedad. Pordesgracia, estas observaciones pioneras de Del Río Hortega sobre la variantede Westphal, no fue documentada con imágenes, limitando la reivindicación de sus hallazgos.


Focos” de la enfermedad de Huntington en España 

Después de la Guerra Civil, uno de los aspectos de mayor interés en las observaciones habidas durante esta época (19391975) sea la identificación de “focos” de la enfermedad distribuidos por la geografía española, un aspecto que interesó a don Belarmino Rodríguez Arias, uno de los fundadores de la Sociedad Española de Neurología, lo que denominaba “casuística de neuropatías heredofamiliares” y su origen geográfico. Así, además del foco de Berlanga del Duero, se han ido identificando concentra ciones de enfermos en las provincias de Alicante, Jaén, Cádiz, Salamanca, Badajoz y, al parecer, en la localidad de Daroca. 

El caso del veterinario que hablabagangoso 

Gil Fortún, un veterinario que ejercía en la provincia de Jaén, en 1947 publicó el árbol genealógico más extenso de una familia de nuestro país, con datos de 112 miembros a lo largo de siete generaciones y 35 individuos afectados. Buscó afanosamente en el archivo parroquial y en los archivos del juzgado del “municipio Z” (término con el que omite el origen de la familia que está describiendo), remontándose hasta 1840 en busca de posibles casos de suicidio entre sus miembros, una tendencia que le causa especial angustia.Asegura que “el hablar gangoso” es un signo precoz, “presente por lo menos quince años antes de aparecer los primeros movimientos coreicos”. No es difícil conjeturar que el veterinario estaba describiendo a su propia familia. Es posible que viviera innecesaria mente aterrado gran parte de la vida por su “hablar gangoso” y que hoy hubiera sido sencillo sacarle de su probable error.




1. Jorde L, Carey J, Bamshad M, Gutiérrez torres E. Genética médica. Amsterdam: Elsevier; 2010.

2. López del Val L, Burguera Hernández J. Enfermedad de Huntington. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2010.

No hay comentarios:

Stethoscope